Cera de abejas: blanca o amarilla?
La cera de abejas es un versátil producto natural que se usa en múltiples aplicaciones, como la fabricación de velas y cosméticos, además de la conservación de alimentos. Existen dos principales tipos de cera de abejas: la blanca y la amarilla. A continuación, exploraremos en detalle las diferencias entre estos dos tipos de cera, incluidas sus propiedades, usos y métodos de producción.
La cera blanca de abejas y la amarilla difieren principalmente en color, composición química, aplicaciones y métodos de obtención. Comencemos examinando las características de la cera blanca.
La cera blanca de abejas se distingue por su opaco color blanco y su suave y dulce aroma. Se genera en las colmenas a través de glándulas especializadas ubicadas en el abdomen de las obreras.
Las abejas recolectan polen y néctar de las flores, transportándolos de regreso a la colmena. Allí, mediante un complejo proceso biológico, transforman estos materiales en cera a través de glándulas ubicadas debajo de su abdomen. La cera blanca es más pura que la cera amarilla, dado que se genera en las primeras etapas del ciclo de vida de las obreras. Debido a su elevado nivel de pureza, la cera blanca con frecuencia es considerada más valiosa en comparación con la cera amarilla.
La cera blanca de abeja posee una intrincada composición química que incluye ésteres, ácidos grasos, alcoholes y otros compuestos orgánicos. Estas sustancias le otorgan características singulares a la cera blanca, como su capacidad para solidificarse a temperatura ambiente y resistir la degradación. Adicionalmente, la cera blanca presenta propiedades hidratantes y emolientes, lo que la convierte en ideal para la elaboración de cosméticos, cremas faciales y labiales.
Dentro de la variedad de usos de la cera de abeja, la cera blanca se explota ampliamente en cosmética y farmacia gracias a sus cualidades benefactoras sobre la piel humana. Asimismo, se impone en la confección de velas, cuyo color opaco y aroma suave son muy valorados. La industria alimentaria también acoge a la cera blanca como revestidor de frutas, quesos y productos horneados.
Por otro lado, la cera amarilla resalta por su tono dorado y aroma peculiar. A diferencia de la blanca, la amarilla es más madura pues la elaboran las obreras con el paso del tiempo. Durante la recolección de miel, las abejas almacenan néctar y polen en panales, donde secretan cera para sellar celdillas de cría y depósito.
La composición bioquímica de la cera amarilla comparte similitudes con la cera blanca, sin embargo, pequeñas diferencias pueden surgir a causa de sus distintas procedencias naturales. La presencia de ésteres, alcoholes y ácidos grasos orgánicos le otorgan propiedades similares a la cera blanca, no obstante, su particular aroma y coloración influyen en sus usos determinados.
En cuanto a su aplicación, la cera amarilla de abeja se emplea en variadas funciones semejantes a la cera blanca. A pesar de esto, debido a su distintiva tonalidad, la cera amarilla frecuentemente es preferida en la fabricación de velas decorativas y productos de belleza donde se desea una apariencia más cálida y natural. La cera amarilla también es usada en la industria del mueble como agente de pulido y protección para maderas finas.
La cera amarilla de abeja es la cera natural que elaboran las abejas en la colmena, y se usa principalmente para fines terapéuticos y artesanales. Ambas tienen sus ventajas e inconvenientes, pero la cera amarilla de abeja es más pura, más nutritiva y más beneficiosa para la salud y el medio ambiente. Por eso, se recomienda consumir cera amarilla de abeja de forma responsable y sostenible, eligiendo productos de calidad, ecológicos y certificados, que garanticen el bienestar de las abejas y el respeto al medio ambiente. Así, podremos disfrutar de las bondades de la cera de abeja y contribuir a la conservación de las abejas, que son esenciales para la vida en el planeta.
Resumiendo, tanto la cera blanca como la amarilla de las abejas poseen valiosas propiedades naturales, a pesar de sus similitudes químicas generales existen diferencias sutiles entre ellas. Si bien ambas ceras comparten un origen apícola y virtudes para la salud, sus distintos tintes, aromas y formas de fabricación les otorgan cualidades singularmente adecuadas para usos diversos. Mientras que la cera blanca destaca por su incolora versatilidad en múltiples artesanías y cosméticos, la cera amarilla resalta en aplicaciones que valoran su tono dorado y fragancia a flores silvestres. Gracias a lo versátiles y benéficas de sus propiedades, tanto la cera albina como la teñida son ingredientes apreciados en una pluralidad de mercancías y labores manuales.
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